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jueves, 11 de febrero de 2010

Las primeras palabrotas

Es normal que alrededor de los 3 años, tu hijo se lance en sus primeros pinitos por el mundo de las palabrotas. Pero si deseas que el conocimiento de ese mundo sea algo pasajero y no un lugar en el que acomodarse, es importante abordar este periodo con la máxima naturalidad. Un taco no es nada sin la carga expresiva que lo acompaña y si anulamos esta carga expresiva, esa palabra acostumbra a perder su poder y a desinflarse como un globo. Anular el poder que tienen las palabrotas y la fascinación que provoca en los peques, depende mucho de las reacciones del adulto.

La primera vez que sueltan al aire una palabrota no saben ni lo que significa, pero normalmente encuentran una reacción que les sorprende: risas, cuchicheos, enfados e incluso alguna reprimenda mayor. Se dan cuenta que esas palabras provocan respuestas asombrosas en la gente que les rodea, así que su uso se convierte en una forma de experimentar las distintas reacciones que esconden esas palabritas mágicas que nunca, nunca pasan desapercibidas.
Cosas que debes saber…
Alrededor de los 3 años, los niños se encuentran en el momento de máximo desarrollo del lenguaje, y el vocabulario que utilizan tiende a multiplicarse a una velocidad asombrosa. Les encanta aprender palabras nuevas y les llama la atención aquéllas que expresan enfado o énfasis. A partir de los 4 y 5 años empiezan a parecerles graciosas las palabras y las conductas escatológicas y/o aquellas que tienen que ver con el descubrimiento del propio cuerpo y sus actividades fisiológicas. Estos términos (caca, culo, pedo, pis) les resultan divertidos, crean complicidad entre ellos y les provoca risa el mero hecho de decirlos.
En cuanto a los términos malsonantes que no tienen que ver con la fisiología del cuerpo, nuestros hijos acostumbran a escoger las palabras que oyen más a menudo y las que más llaman su atención.
¿Por qué dicen palabrotas y cómo debemos reaccionar?
Si nuestro hijo comienza a utilizar este tipo de palabras es importante conocer la finalidad que esconde, es decir, por qué las dice. De esta manera podremos encontrar la manera más adecuada de reaccionar ante ellas.
Es posible que el niño utilice estos términos para:
• Imitar a los adultos y demostrar que ya es mayor
• Manifestar su enfado
• Llamar la atención
• Divertirse o por simple curiosidad


Aquí tienes algunas sugerencias para saber cómo actuar cuando ves que por la boca de tu hijo sale alguna palabreja indeseable.
• La actitud más correcta en casi todos los casos es no escandalizarse ni reírse y conservar la naturalidad. De esta manera la palabra pasará desapercibida e irá desapareciendo del vocabulario del niño.
• Debemos ofrecerle palabras alternativas y enseñarle que existen otras maneras de decir las cosas. En vez de permitirle "esto es una caca" es mejor proponerle "esto no está bien hecho", "esto está roto", "esto es una birria", etc.
• Cuando tu hijo utiliza una palabrota para insultar a alguien debemos intentar explicarle que hay otras maneras de referirse a las personas. Podemos ofrecerle alternativas relacionadas con la situación que ha provocado el uso de un insulto. Por ejemplo, estamos en el parque. Un niño con varios juguetes no quiere prestar ninguno a nuestro hijo que, enfadado, llama "tonto" al niño. Nosotros podemos decirle que el niño no quiere prestarle las cosas porque son suyas, que eso no está demasiado bien y que nos parece que el niño "no es muy simpático".
• Si el niño expresa su enfado o su malhumor a través de alguna palabrota no adecuada podemos enseñarle a expresar sus sentimientos a través de otras vías: utilizar, con la misma carga emocional, marcadores o exclamativos tipo "oye", "mira", "ay", "vaya", etc.
Aquí tienes algunos consejos prácticos sobre cómo reaccionar y qué alternativas ofrecer a tu hijo respecto a las palabrotas.
Evita reír o sonreír. Es una reacción que invita a repetir la palabrota.
Tampoco le regañes demasiado. Cuando regañamos a nuestro hijo, él asocia la palabrota con nuestra atención.
• Evidentemente, tampoco te rías ni utilices exclamaciones ante las palabrotas que dicen otros niños. Eso provoca confusión en tu hijo porque no sabrá por qué te fijas en lo que dicen otros y no en lo que dice él, y no sabrá si eso es correcto o no.
Predica con el ejemplo. A los padres se nos pueden escapar palabrotas alguna vez, pero debes hacer un esfuerzo por mantener la mayor coherencia posible. Si se te escapa alguna delante de tu hijo añade una disculpa detrás. Ese será un buen ejemplo para él.
Evita entrar en el terreno de la provocación. Si él persiste en decir palabrotas intenta ignorarlo. Si continúa, quizás deberías plantearte por qué tiene tanta necesidad de llamar la atención y si tú estás actuando de la mejor manera posible (si le brindas suficiente atención, si quizás eres demasiado rígido con él, etc.)
• En el caso de que las palabras sean fuertes y puedan provocar problemas de relación social, nunca debes ignorarlas ni pasarlas por alto. Entonces puedes actuar de varias maneras:
- Estando tu hijo presente, nunca comentes con otras personas lo que él haya dicho en algún momento..

- Explícale que esas palabras molestan a los demás y pueden resultar muy ofensivas.

- Ofrécele alternativas: en lugar de decir esto, puedes decir esto otro; utilizar interjecciones como "ay", "vaya", etc. o marcadores como "oye", "mira", etc.

- En ocasiones, una reacción enérgica e inmediata por tu parte mostrando tu desacuerdo y contrariedad puede enseñarle que eso que ha dicho es inaceptable y es posible que sea suficiente para mantenerlo "a raya" durante un tiempo.

- Cuando se trate de palabrotas o insultos dirigidos a otros, enséñale a disculparse, a pedir perdón si molesta u ofende a alguien con lo que ha dicho.


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Destreza manual

Para que el pequeño pueda avanzar en su habilidad manual, primero habrá tenido que desarrollar la llamada motricidad gruesa, es decir, todo lo que tiene que ver con el movimiento global: arrastrarse, girar sobre sí mismo, gatear... Eso le dará la tonicidad y la habilidad suficientes para empezar a usar sus manos con cierta precisión y con un sentido lógico.


Es muy beneficioso que empiecen a manejar la pintura de dedos , las tijeras, los punzones, plastilina...
Estos aprendizajes les ayudará a trabajar la expansión del brazo y el codo, algo que les vendrá muy bien cuando tengan que empezar a escribir.
Aqui teneis unas fotos de sus primeras experiencias con arena, plastilina, pintura con dedos, tijeras, rasgado de papel y picado.
Como podeis ver estan muy concentrados realizando todas las actividades.